HABA, VICIA FABA / LEGUMINOSAE
Las partes comestibles de este producto son las vainas y las semillas. Las vainas son de diferentes tamaños, según la variedad, y pueden ser largas y estrechas o cortas y anchas. Las semillas tienen forma arriñonada o redondas y se utilizan tanto secas como en fresco.
Esta planta rústica, de la familia de las leguminosas, necesita pocos cuidados para llegar a alcanzar hasta el metro y medio de altura. Sus flores son numerosas, blancas y con manchas oscuras y no todas ellas llegan a producir fruto.
Sus frutos son vainas carnosas que albergan entre 4-8 semillas que se producen anualmente.
Sin lugar a duda, las habas son unas de las legumbres más antiguas del mundo. Este alimento fue domesticado hace más de 4.300 años, según registros encontrados en el Neolítico, y eran ya conocidas por egipcios y griegos, para luego ser distribuidas a lo largo de Europa en el siglo XVI.
Su origen podría centrarse en el antiguo mundo, por la zona de Afganistán, Asia occidental y las cercanías del Himalaya. Durante la Edad Media, en España, era la legumbre más consumida.
Las habas tienen un alto poder nutritivo, sin apenas lípidos; poseen, además, un contenido elevado en fibra junto con vitaminas y minerales. Contienen mucha vitamina B3, C, A y B9.
El haba tierna es una verdura baja en calorías, tan solo 52 kcal por 100gr, por tanto puede constituir un alimento a tener en cuenta en las dietas de adelgazamiento.
Las habas son feculentas, bajas en azúcar, grasa y sal. Su contenido en fibra ayuda a proteger contra el cáncer en el intestino y la diabetes. También son una fuente de compuestos polifenólicos, cuya actividad antioxidante proporciona efectos protectores contra la enfermedad coronaria y posiblemente contra el cáncer. Las habas son ricas en proteínas y suministran cantidades moderadas de hierro y vitaminas B, tiamina y riboflavina. También son una buena fuente de potasio, vitaminas E y C, betacaroteno y del flavonoide quercetina.
El haba es una hortaliza comestible, sus semillas y sus vainas pueden cocinarse de muy distintas formas, desde hervidas o como puré hasta como sopa de verano.
Las habas no deben consumirse crudas, necesitan ser cocinadas para desnaturalizar las hemaglutininas tóxicas, aunque el haba con vainas pequeñas suele tomarse entera. Las que tienen un tamaño mayor se desgranan antes de cocerlas.
El caldo de cocción de esta verdura puede aprovecharse para otros guisos, incluso existen zonas que aprovechan las hojas superiores para prepararlas como las espinacas.
La mejor forma de conservar las habas frescas es en la nevera y en su propia vaina, retirándose en el momento de consumir, especialmente cuando hablamos de habitas pequeñas, muy delicadas. De este modo evitaremos su oxidación, con la consecuente pérdida de nutrientes, su cambio de color y de sabor.
Enteras nos pueden durar varios días también fuera de la nevera. Notaremos su deterioro cuando se oscurezca la vaina y se vuelve marchita.
De marzo a junio